Poema: Ahora no sé

I

Ahora no sé,
en esta temporada de lluvia
no sé cuando decir adiós.
Hice el amor por detrás a mi amiga,
a sus alas de caña íntima;
dejé mi apetito en la herida de Dios,
el perfume de mi mano en sus labios.

II
Te propongo
olvidar a la muerte en la mesa,
en la silla, el zarpazo de mis cartas celosas,
la primera ciudad donde llegó
aquella parvada ceniza:
nuestra fotografía en brasas
a esta ventana sin casa.
Te propongo que sanen mis amigos,
que curen sus hormigas vagabundas,
que sus gestos de un millón de olas
aterricen en la palabra de un poema.
que sus tumbas queden vacías
de hábitos y temblores,
que su pereza borracha
cargue la lealtad que tuvieron a su vida,
a sus vagos.

Te propongo que se rediman
y se sentencien a vivir con una sola mujer.
Que sientan el temor de nunca despertar solos
con una erección trenzada en los dedos;
que se replieguen en los bejucos,

a la sombra de los muslos,
en las convulsiones azules de Martha
en la rendija de una amiga.

Les propongo
que sigan sin rezarle al fastidio
al yeso y al óleo,
que sientan el miedo a caer
en los latidos de un cielo sin pecho, sin pájaros.
Que, si es necesario dejen sus dientes
en los versos tibios,
que dejen de vez en cuando las balas
en las manos llenas de leche,
que dejen sus jadeos tristes
o que aún ebrios nunca dejen de pecar.