Seleccionar página

¿Se acabó la prensa vendida?

¿Se acabó la prensa vendida?

EL HILO DE LA MADEJA 9

 

“Y uno debe escoger en qué se queda, si en el chayote y el embute, o en tratar de hacer un periodismo decente y combativo”. Así sentenciaba el ya fallecido monero RIUS, la alternativa del periodismo y los periodistas en México. Venderse o vivir dignamente. Se gana así en credibilidad y prestigio y al mismo tiempo se pone uno en riesgo de ser reprimido, vetado, exiliado, muerto.

El control del cuarto poder

México tiene una importante tradición de periodismo crítico, democrático y libre desde los albores del país como nación independiente. Históricamente hemos tenido grandes plumas y diarios que contra viento y marea, ejercieron el periodismo crítico y libre aún a costa de las amenazas de prisión y muerte. Desde José Joaquín Fernández de Lizardi en el Pensador Americano y Ricardo Flores Magón y su diario Regeneración, hasta Manuel Buendía y las decenas de periodistas asesinados en los sexenios de Calderón y Peña Nieto.

Hacer periodismo desde una visión y práctica ética es obra de titanes, de ejercicio de honestidad y amor por la verdad. En la historia reciente hemos tenido creadores de grandes diarios como Julio Scherer, Carlos Payán, grandes locutores de radio como Carmen Artistegui, Gutiérrez Vivó y el fallecido Francisco Huerta. Moneros de crítica mordaz como el recién fallecido Rius, Naranjo, Helioflores, el Fisgón, Helguera y hasta el buen Patricio.

Pero ¿qué es el Chayote?. En el medio periodístico se le conoce a la dádiva económica que se entrega al periodista o medio para que hablen bien u oculten información dañina, de quien lo otorga, generalmente gobernantes. Una mordida, un estate quieto, la mordaza hecha de billetes, el premio a la adulación. Aunque su origen es antiguo, se le empezó a nombrar chayote en el periodo de Díaz Ordaz. No son casuales los carteles de los estudiantes del CNH 68ero, acusando a la Prensa vendida!, argumento que en los 80’s-90’s se transmitió como la consigna ¡No somos uno, no somos cien, prensa vendida cuéntanos bien!en las manifestaciones estudiantiles y obreras.

Los mexicanos tenemos una profunda convicción de que Televisa y TV Azteca mienten. Sabemos que la gran mayoría de los diarios y los noticieros radiofónicos, tergiversan la información. Lo constatamos cada noche, en cada programa de noticias. Los escuchamos denostar a los movimientos sociales; reseñar el caos vial que producen las marchas, pero ocultando o relegando sus motivaciones. Les escuchamos satanizar a los maestros “que no se quieren evaluar”; a los “pseudoestudiantes” que hacen paros contra las cuotas, a los comerciantes, taxistas, campesinos, colonos, etc. aquellososen increpar al poder.

Durante décadas dieron apoyo político al PRI y luego al PAN. El Presidente era intocable y en las campañas electorales dedicaban grandes espacios para reseñar las actividades de los candidatos oficialistas y descalificara la oposición. Todos los días el noticiario nocturno no hacía más que dar la versión gubernamental de los acontecimientos.

Les escuchamos lo “maravilloso” de nuestra realidad, de lo brillantes y generosos que son nuestros gobernantes, como cuando describían las reformas impulsadas en los sexenios del neoliberalismo, mientras que la realidad que palpábamos directamente era muy distinta. Callaron ante la represión del 68, del 71, de la guerra sucia, los movimientos estudiantiles, campesinos, obreros, tergiversaron los hechos de la masacre de Aguas Blancas y Acteal.

El medio de controlar a los medios pasaba por dificultarles la compra de papel, las amenazas y en su caso el asesinato de periodistas. Y también pasó por pagar cantidades millonarias a aquellos que por conceptos de publicidad, publicaban lo que ordenaba el poder. Estos pagos obviamente se otorgaban a discreción de las oficinas de prensa de los gobernantes en turno y se castigaban a los medios independientes negándoles publicidad, de modo que pocos sobrevivieron por falta de recursos.

En días recientes el gobierno actual, reveló las cifras del chayote en el sexenio anterior. Sólo en 2018, el gasto en comunicación de las dependencias federales fue de 6 mil 373 millones de pesos. Filtraron una lista de contratos conmontos millonarios facturados como gastos en publicidad a empresas de medios asociados a connotados periodistas que aplaudían un día sí y el otro también y criticaban ferozmente a la oposición.

En el periodo 2013-2018 Joaquín López Dóriga recibió $251,462 145.79; Enrique Krauza y sus editoriales 144 millones 80 mil 995 pesos, Federico Arreola 153,578 253; Callo de Hacha 47,389,112 y con montos menores pero millonarios sigue una larga lista: Adela Micha, Pablo Hiriart, Jorge Fernández Menéndez, Raymundo Rivapalacio, Luis Soto, Beatriz Pagés, Ricardo Alemán, y un largo etcétera.

Es desalentador escucharlos, leerlos, verlos como un coro trágico, hipócrita de la realidad mexicana en la que tenemos que hurgar en fuentes alternas para conocer la verdad. Sabemos esta prensa tiene buena parte de la responsabilidad del deterioro moral, social, económico del país. Que son cómplices de la corrupción e impunidad y que hoy al reescribirse las reglas de juego, no pocos de ellos tratarán de mantener la jugada, presionando así al poder, no por convicción, sino para continuar con sus privilegios. Todos esperamos que se rompa el círculo vicioso y celebramos que muchos de estos “periodistas” hoy hayan salido de los horarios preferenciales de las pantallas, en buena medida porque su credibilidad es nula y los medios ya no los pueden sostener si quieren mantener un mínimo de público.

Por otra parte el avance tecnológico ha dado pie a una nueva era en la que el acceso a la información se ha abierto, democratizado.

Las noticias se conocen de manera casi inmediata, globalizada, con una diversificación de fuentes y de intercambio impensable en las pasada decada. La redes sociales, los Blogs, Facebook, Twitter, se han vuelto sumamente importantes. Grandes movimientos sociales, cambios políticos y revoluciones contemporáneas han contado con la influencia de las redes sociales.

Hoy ya ni para el poder son necesarios los periodistas a sueldo. Han quedado exhibidos como lo que son: faltos de profesionalismo, corruptos, carentes de ética, sin credibilidad y a la venta al mejor postor. Pero el país ya no los quiere. En buena hora se ha decidido cortarles los recursos y esperamos que no sean simplemente sustituidos por otros afines al actual gobierno.

Al parecer el contubernio vergonzoso de la prensa vendida se acabó… eso quisiéramos.

Sobre el Autor

Últimas noticias Twitter

Último video